3/5/09
Me tranquilicé, las aguas se calman. Encontré mi salvación, me encontré a mí. Solución, todavía estoy en tu búsqueda, pero mientras te busco, sonrió y, sonrió de nuevo. Ahora disfruto de las pequeñas cosas, como siempre. Nunca fue mi costumbre ver el vaso medio vació. Entre todos los años que atraviesa un ser humano llega un determinado momento en el que parece que la vida se nos simplifica y otras veces, que se nos complica. Hace unos días mi vida era un mar de cosas negativas, hoy es un mar calmo y pacifico. Mañana no se. Pasado, menos. Y supongo que eso es lo divertido ¿no? Si uno supiera lo que le fuese a pasar se tornaría todo muy aburrido. Todos caemos en la misma bolsa en algún momento, aunque uno diga que es diferente, siempre, SIEMPRE hay alguna situación que se repite. Yo me creo súper distinta a muchas personas y sin embargo, cuando en estos días me invadió el sentimiento de decaer me vi muy, o casi igual a muchos, a todos. También pasa en las relaciones. Y con este planteo no quiero hacerme la doña “Hola, vine a escribir sobre las relaciones que atraviesan los hombres y mujeres” como ya saben, solo escribo, hay veces que ni se lo que escribo, es instinto. Sigamos. Siempre hay un celoso con una escena al estilo telenovela mexicana, siempre están los histéricos que te hacen arrancarte los pelos de la cabeza, siempre están los resentidos que aunque te digan “todo bien”, sabes que si te ven desprevenida, te parten un ladrillo por la cabeza, siempre están los cortados, los melosos, los insoportables, los perseverantes y por supuesto, los que te sacan un suspiro cada día de tu vida. La historia se repite, no igual, no similar. Pero pequeños, diminutos detalles se encargan de recordarte algo anterior y ahí estas, otra vez, repitiendo, cambiando lo que no queres volver a ver. Repitiendo, cambiando, recordando, sintiendo. Así me paso esta semana. No, no mantuve una relación nueva. Sí una situación, que creí no haber pasado jamás, pero al analizar, esos pequeños detalles fueron apareciendo, y algo del pasado repetí. Ahora ya estoy bien y me quiero cortar el pelo para deshacerme de mis puntas quemadas y de mi etapa de conflicto interno. Chau, chau, adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario